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miércoles, 23 de abril de 2014

En pocas palabras

Recuerdo que algunos de mis profesores decían que el sentido común nunca ha sido el mejor consejero para la ciencia. Ockham y su navajero principio estimulan a la elección de la más simple de las opciones cuando se den en las mismas condiciones.  Y, parece ser, que en nuestros días esto se ha adherido al tejido social como el aceite

De forma que cuando las cosas se complican un poco, bien sea en los negocios, en la educación, en la medicina o la justicia, se infiere que la responsabilidad es de quien no puede hacer rentable el negocio, del profesor que no enseña, el cirujano que no cura o el juez que sentencia injustamente. La quiebra, el suspenso, la enfermedad y la condena son consecuencias de la incompetencia del experto, cuyas decisiones son arbitrarias y nadie sabe como alguien les ha dotado de la facultad de tomarlas. Esta es la norma. La opinión mayoritaria validada por la ira y los prejuicios que emplazan a los profesionales al lado de los verdugos

Así que cuando un negocio se arruina, un alumno suspende, un paciente se muere o alguien tiene que ir a la cárcel o pagar una multa, no es porque las ventas hayan menguado, los estudiantes no estudien; la enfermedad sea incurable o haya existido un delito descrito y sancionado, es por la insaciable ¿sed de mal? de quien decide a pesar del análisis, conocimientos y experiencia en los asuntos que debe dirimir.


Esta es la actitud de una sociedad acomodada en la opulencia y la simplicidad. Todo se solventa, se supera, se cura y se recurre con resultados satisfactorios guiados al bienestar del público que vota. Basta extender una mano para conseguir lo que se desea en este mundo fácil.









domingo, 11 de septiembre de 2011

Enseñanza Pública en Peligro. Carta de un compañero



Hola, Jose. Soy José María y te incluyo en el envío de esta carta, es mi pequeño granito de arena mediático. Si piensas que es acertado, puedes reenviarla donde y a quien quieras.
Nos vemos en las barricadas (bueno, y el lunes en la Asamblea del Insti, que tampoco nos vamos a poner dramáticos....) 
DE MAGISTERIBUS ET VERITAS
                                      
Hola a todos y a todas.
 
Empiezo por pedir perdón por invadiros con este correo, contando con que lo que voy a comentaros a muchos de vosotros puede no importaros demasiado y con que muchos otros puede que ni recuerden quién les está escribiendo. Envío este correo a quien tengo en las listas de mis cuentas, sabiendo que con muchos de vosotros he perdido el contacto, otros no me recuerden de manera amistosa u otros pueden estar cansados de escucharme hablar sobre este tema. A todos pido paciencia y los breves momentos de lectura que les pueda robar. Y de antemano os doy las gracias, aunque no volvamos a saber más unos de otros.
 
Soy José María, profesor de Filosofía de la Comunidad de Madrid y por ello dependiente de las decisiones de la Consejería de Educación de dicha Comunidad Autónoma. Por alguna de estas decisiones voy a quedarme sin trabajo a partir del 14 de septiembre. Por esta y por otras decisiones que incumben a la propia calidad de la enseñanza (sobretodo, pública, es decir, la de todos) soy uno de los que estamos llevando a cabo reivindicaciones y movilizaciones que intentamos hagan entrar en razón a la mencionada Conserjería. Pero no parece el caso, estamos sufriendo una contra-campaña de desprestigio y denigración asombrosa: los profesores y maestros, en general, somos vagos y los interinos, en particular, vagos inútiles que no son capaces de sacar una oposición (curioso, cuando unos y otros hemos trabajado mucho para resolver los problemas comunes de todos los Centros de Enseñanza, en aquellos momentos ¿no éramos vagos ni inútiles y lo somos ahora por querer que no se defenestre aún más la función pública de la educación?).
 
Por eso, en una acción que quiero resaltar que es estrictamente individual pero que tiene como objetivo apoyar las acciones colectivas que estamos llevando a cabo, he pensado que no estaba de más informar a mi pequeño círculo de conocidos, familiares, amigos (y ex-amigos), compañeros y ex-compañeros, alumnos y ex-alumnos de las verdades que se pretenden acallar.
 
Empezaré contando algo personal. Llevo en la Educación pública desde el año 1994 (sin contar trabajos de profesor particular, chico para todo en primaria y cosas similares) y en este tiempo, a base de trabajo y dedicación, “sólo” he llegado al número 4 de la lista de interinos de mi especialidad. Aún así, eso hace un montón de años de experiencia, ¿no? Desgraciadamente, en todo este tiempo “no he sido capaz de sacarme la oposición”. ¿Estamos seguros? Tengo en mi poder CINCO cartas oficiales notificándome notas de CINCO oposiciones aprobadas con un ocho de nota media o más, es decir, he aprobado las oposiciones al menos en CINCO ocasiones distintas. ¿Alguien conoce algún cuerpo de funcionariado público, en cualquier Administración, local, autonómica o estatal, que aún así deba volver a examinarse de oposiciones ya aprobadas y hacerlo además CADA DOS AÑOS, sabiendo que en cada convocatoria (o cada dos, si contamos con la benevolencia de la Comunidad, que te “guarda” de oficio la nota de una a otra oposición si aquella ha sido más alta –pero ojo: sólo lo hace de una oposición a otra, o sea, que como mucho, si no cada dos años, cada cuatro) tendrás tu vida pendiente de un hilo y, recuerdo, estamos hablando en comparación con cualquier otra función pública y las hay, creo, que menos sensibles que la nuestra? Para los que no lo conozcan, la trampa legal es que estamos hablando de un concurso-oposición, en el que también se valoran otros méritos (variables casi en cada convocatoria) como expediente académico, formación pedagógica, experiencia docente acumulada u otras titulaciones. Pero el problema ni siquiera estriba ahí, estriba en que se convocan X plazas de la especialidad Z y tú puedes haber sacado un 10 o incluso un 12: si no estás entre las X notas más altas, no entras. Lo cual implica que te quedas sin plaza no por no estar preparado ni por ser un inútil o no dominar suficientemente tus contenidos o la pedagogía adecuada para los mismos (es decir, no por “no haber sacado la oposición”), sino por no tener la dicha de ser una de las X notas más altas. A ello debemos añadir que, desde que empecé en esto, cada vez se han ido convocando menos plazas en bastantes especialidades, notablemente en la mía (lo cual dificulta cada vez más estar entre los pocos “elegidos”, pues se van acumulando profesores, que trabajarán, pero como interinos y se sumarán a los nuevos aspirantes en las próximas convocatorias, en las que, a su vez, habrá menos plazas disponibles), pero el porqué de esto sería para tratar en otro punto. Bueno, esto por seguir con mi caso particular, que el cachondeo –así, con todas las letras- de las oposiciones al Cuerpo de Maestros de Madrid de este año ha llegado a lo surrealista, informaros si no me creéis.
 
De momento quería aclararos que ni yo ni la inmensa mayoría de compañeros interinos lo somos por gusto o por comodidad (¿alguien piensa que esta situación laboral es cómoda?) o por ser unos incapaces, sino todo lo contrario. Y lo hemos demostrado fehacientemente cada vez que se nos ha llamado a trabajar, sacando adelante a nuestros alumnos, colaborando con nuestros compañeros los profesores “fijos” e implicándonos con el Centro donde estábamos, sus problemas, sus decisiones, sus familias (recordemos: casi todos los interinos hemos sido en varias ocasiones tutores: entonces sí que éramos de confianza para ser responsables últimos de la vida académica y de la formación como personas de nuestros tutorados, para preocuparnos por ellos y tratar con sus familias, para llevárnoslos, incluso al extranjero, de actividades extraescolares ¿no?). Hemos sido incluso Jefes de Departamento, es decir, se obligaba en estos casos a que unos “inútiles” elaborasen la Programación Didáctica (que estipula qué y cómo se va a enseñar y qué y cómo se va a exigir al alumnado) y fuesen responsables de los planteamientos docentes de nuestras áreas Y LO HEMOS SIDO con el beneplácito de las autoridades competentes, empezando por los Inspectores educativos, aunque después de esto se nos volviese a exigir una Programación en la oposición, para ver si éramos capaces de hacerla…. ¿pero no resulta que YA LO HEMOS HECHO?
 
Muy pocos de entre nosotros somos ya jovencitos que puedan recalar en casa de sus padres en épocas de vacas flacas, somos muchos los que tenemos las cargas propias de todo adulto trabajador, incluyendo hijos, padres dependientes o hipotecas, como tiene cualquier trabajador que injustamente se ve arrojado al despido y reivindica condiciones de vida justas y no por ello se le desprestigia ni como profesional ni como persona. A mí y a mis compañeros interinos y de carrera nos han querido difamar nuestras jefas. A las declaraciones que han hecho recientemente la Consejera de Educación y la Presidenta de la Comunidad de Madrid os remito.
 
Pero creo que, aunque podría contaros muchas cosas más de mi vida laboral particular y de la de mis compañeros, con esto “desmiento” aunque sea un poquito a los que nos tildan de inútiles por ser interinos. Pero veo con insistencia que un mensaje que ha llegado a calar en ciertos sectores de la opinión pública es aquél que nos tilda de vagos por el hecho de ser profesores y maestros de la función pública (aquí os remito a los comentarios de la gente de a pie en los artículos al respecto de estos temas en todos los periódicos digitales: en todos, sin excepción, hay al menos un comentario que redunda en lo vagos, cómodos, quejicas y malos profesionales que son los docentes públicos; en algunos casos, incluso cuesta encontrar excepciones a esta opinión).
 
A este respecto se dice que vaya escándalo hemos formado por cambiar meramente dos horas de una dedicación (no de docencia directa sino de las otras mil cuestiones necesarias) a la dedicación docente, que de qué nos quejamos. Vamos, que si nos quejamos es por ser soberanamente vagos, “encima” de que trabajamos menos horas que la privada (que además, “como todo el mundo sabe, es mejor y en ella se trabaja más”). Esto es algo complicado de explicar, así que os pido paciencia.
 
No quisiera cargar contra los compañeros docentes de la enseñanza privada y concertada, pero ¿alguien me puede contar cómo se contrata profesorado en este ámbito? ¿Alguien me puede contar qué baremo objetivo de capacitación docente y de dominio de contenidos de su especialidad se exige que pase este profesorado? No dudo que haya compañeros excelentes en la enseñanza privada y concertada, pero la criba objetiva que a nosotros nos obliga a ser los mejores de entre los mejores para aspirar a ser docentes públicos en aquél otro sector no conozco que exista. Y ¿en qué nos basamos para decir que es “mejor”? ¿Resultados académicos? TODOS, ellos y nosotros, podemos sospechar que el otro exagera las calificaciones de su alumnado para este fin. El único examen externo que pudiera servir como baremo, la selectividad o Prueba de Acceso a la Universidad, muestra que o no hay diferencias relevantes o si hay alguna sutil diferencia es a favor del alumnado público [No quiero aquí entrar en las sospechas expresadas por muchos compañeros que llevan en esto aún más que yo sobre posibles trampas, como correcciones desiguales –cosa que sé que se intenta evitar con exámenes anónimos para el corrector- o como conocimiento previo de los exámenes –que se supone que son secretos hasta la misma fecha de su realización por los examinandos-] . Y eso sin que hagamos una selección del alumnado idóneo, algo que es práctica común en buena parte de los Centros privados y concertados (es decir, ellos seleccionan alumnos “buenos” y nosotros tenemos alumnos de todo tipo, claro, somos, repito, la escuela DE TODOS). Sí que es cierto, sin embargo, que los compañeros de este sector educativo tienen más carga de trabajo lectivo (de clases efectivas) que nosotros, lo cual, si se quiere mantener un nivel óptimo de calidad de estas clases, se supone que redundaría no en que estas fueran de mejor calidad que las que nosotros impartimos, sino justamente al contrario, ¿no? Es decir, si se tiene menos tiempo para preparar una clase –porque tienes más cantidad de clases-, ¿se supone que debo dar por hecho que aún así será mejor que la mía, si yo he tenido más tiempo para prepararla? Si la respuesta no se os ocurre espontáneamente, preguntad a todos los profesores y maestros de la privada y la concertada, que hablan tan bien de su trabajo y por eso en cuanto pueden intentan escaparse y entrar en la función pública. Con la diferencia de que ellos pueden hacerlo: yo he intentado en alguna ocasión pasar a su sector y no se me ha escogido.¿Será que más de diez años de experiencia docente, desempeño de funciones variadas y expediente académico intachable no son suficientes para ser uno de los miembros de esta educación privada y concertada?¿No soy, ni yo ni mis compañeros experimentados a lo largo de los años en la enseñanza pública (con sus especiales dificultades), suficientemente buenos para la “educación más mejor de la privada”?
 
No quisiera dejar pasar esta reflexión sobre el sector no público de la enseñanza sin mencionar algo que se está repitiendo insistentemente: las medidas adoptadas por la Conserjería para este curso, entre las que están la elevación a veinte horas lectivas de los docentes y la consiguiente falta de trabajo para los profesores interinos (derivada de este aumento de horas) son necesarias para el ajuste económico, así ahorraremos un mínimo de 80 millones de euros. Lo que no se oye tanto es que existe una desgravación fiscal para las familias que apunten a sus niños a la enseñanza privada que resulta en una caída de ingresos que se calcula ronde los 90 millones. ¿Alguien se pierde con las cifras? O sea, que entre todos no sólo estamos pagando que algunos quieran sacar a sus hijos de la enseñanza PARA TODOS y los lleven a centros “especiales y más mejores”, sino que además a ellos les eximimos de carga alguna, pero eso sí, a la enseñanza DE TODOS la hacemos pagar el desfase económico generado.
 
Para poder hacer esto se han dado unas Instrucciones para inicio del Curso en julio de este mismo año. Sí, por si no lo sabíais, cada vez que se ha tomado una medida que empeoraba la enseñanza pública se ha hecho durante el verano, esa época en que “estamos con las muchísimas vacaciones” que deben ser las que hacen que nuestra profesión tenga tantos enfermos crónicos de vías respiratorias, aparato fonador y problemas del sistema nervioso central –incluyendo la mayor tasa de depresiones y cuadros de angustia crónicos de todo el mercado laboral-, imagínate sin esas vacaciones y dando clase a 30 alumnos con nuestro maravilloso clima templado en que sólo se llega a unos 40 grados de media en julio o agosto. El caso es que así supondrán que estaremos distraídos y no nos encontramos con el problema hasta septiembre o, en palabras de nuestros responsables políticos, “cuando ya es muy tarde para dar marcha atrás con esas decisiones”. Hasta ahora hemos tragado, demasiadas veces en mi opinión, porque, en el fondo, nos preocupaba fastidiar el inicio de curso a los alumnos. Pero quizás hemos hallado la gota que colma el vaso. Se ha insistido en que esta medida está amparada en un Real Decreto. Para no perdernos mucho, cualquier Real Decreto es de obligado cumplimiento por las Comunidades Autónomas, pues es de rango jurídico superior y nacional. Pero en ese Real Decreto se estimaban más de 18 horas lectivas sólo en casos excepcionales (un docente concreto en un Centro por alguna necesidad: yo mismo he tenido 19 horas lectivas, más una Jefatura de Departamento y una Tutoría, por que no quedaba más remedio en ese caso y ese Centro y ese curso en particular, obviamente, sin pagarme ni reconocerme estos extras, que “pa eso soy interino”), pero estas Instrucciones, entre otras cosas, convierten necesidades excepcionales en norma general.
 
Dos horas más de carga lectiva, es decir, de clases, no son dos horas de trabajo normales. Son dos clases más a la semana que preparar, dos clases que seguro también suponen más alumnos que tener en cuenta en todas sus acepciones y variaciones, más padres con los que intentar conectarnos, más ejercicios (y más variados) que preparar, quizás, dar algún nivel o asignatura que no he dado (o que no es de mi especialidad y esto no se dice, pero sí que ya se están planteando horarios en los que, para llegar a las dichosas veinte horas, propones por ejemplo a profesores de Francés dar Educación Física o Ciencias Sociales, es decir, como si voy con un brazo roto al hospital y me atiende un protésico dental, muy bueno en lo suyo, pero ¿cómo remoños me va a colocar la escayola igual de bien que un traumatólogo, por mucho empeño que le ponga? Ah, claro, y el tiempo necesario para preparar estas materias “nuevas” ¿de dónde sale?). Si me cambian dos horas de estancia en el Centro de trabajo en otros menesteres por dos horas de clase, ¿cuándo hago esos otros “menesteres”, como controlar faltas, preparar clases, corregir, coordinarme con otros componentes de mi Departamento u otros profes, actividades complementarias y extraescolares, bibliotecas, guardias, atención individualizada al alumnado,……? No nos engañemos, esto no es una pérdida de horas “libres” que se defienda gremialmente, es la pérdida de calidad de la enseñanza, es decir, quien “va a pagar el pato” si esto sigue adelante es, precisamente, aquellos a los que intentamos sacar adelante: CADA ALUMNO.
 
Por no mencionar que yo (como sé que le pasa a la intensísima mayoría de mis compañeros profesores y maestros de la enseñanza pública, que es la que conozco) NUNCA he trabajado “sólo” 37 ó 38 horas semanales. Ése es, como le digo a mi pareja cuando se queja de lo que voy a contaros ahora, el tiempo de permanencia en el Centro de trabajo, pero las horas dedicadas al trabajo en casa, a hacer todo lo que no puedes físicamente hacer de otra forma, nunca se nos han reconocido (¿Alguien cree que realmente da tiempo en ese intervalo horario de permanencia en el Centro de, pongamos por caso, corregir exámenes de Ética, Filosofía y Ciudadanía e Historia de la Filosofía de más de doscientos alumnos? Bueno, “eso es cuatro veces al año”. ¿Y los ejercicios, preparación de materiales, consulta y búsqueda de novedades que poder utilizar en clase, formación docente permanente, formación en nuevas tecnologías educativas, etc., etc.? Y esto por hablar de mi caso, los hay así a montones y montones). Repito, más clases, más alumnos y menos profesores sólo puede hacer esta situación insostenible y empeorar cada vez más la educación (es decir, el futuro) de nuestros alumnos.
 
Nuestros compañeros que quedan en los Centros Educativos con esta perspectiva demandan, al menos, para empezar, lo mismo que nosotros, pues hasta ahora afrontábamos juntos, profesores funcionarios de carrera y profesores funcionarios interinos, las dificultades que encontrábamos a la hora de luchar por una enseñanza de calidad en el día a día. Ahora se encontrarán solos y con mayores dificultades. Por eso nos movilizamos todos, haremos huelgas (bueno, honestamente, la harán los funcionarios de carrera, los interinos apoyaremos en la medida de lo posible pero, claro, si no tienes trabajo, de qué vas a hacer huelga, ¿no?) y repetiremos nuestras reivindicaciones por el bien, no solo nuestro, sino DE TODOS, también de vuestros hijos, nuestros futuros alumnos:
 
- Retirada de las instrucciones de inicio de curso de julio de 2011 (las que incrementan las dos horas, entre otras cosas).
 
- Volver a los cupos de alumnos por clase y de profesorado de 2009 (es decir, un número racional de alumnos por clase, de horario por profesor,  con posibilidades de grupos flexibles, atención a la diversidad, compensatoria, desdobles, laboratorios, etc., y un número razonable de profesores y maestros, interinos si es que no se quiere ofertar por oposiciones el número real de profesorado necesario).
 
- Revisión del desvío directo o indirecto de fondos públicos a la enseñanza no pública.
 
- Negativa a la pérdida de derecho de permanencia en las listas de interinos (no te doy trabajo ahora, pero si te buscas la vida y cuando te llame para trabajar no estás disponible, te quito de la lista de interinos, ¿pasa esto en otros sectores laborales?).
 
- Convocatorias de oposiciones y esclarecimiento de bases, pruebas y temarios con un mínimo de un año de antelación (ponte a estudiar para la próxima oposición, pero no te digo si las voy a convocar o no, ni si las cambiaré o no, si cambiaré o no alguno de sus exámenes ni si cambiaré el temario, pero ojo: si no sacas una de las cuatro plazas que he convocado para más de dos mil aspirantes es porque eres tú el inútil).
 
Y nada más. No he pretendido hacer política partidista o ideológica: estas medidas están mal y no importa de qué color sea el ejecutivo que las toma (vale, son del PP, pero tampoco es defendible la instauración de la educación concertada y privada con privilegios que hizo en su día el PSOE, por ejemplo, y contra eso también hay que luchar y contarlo alto y claro), sino expresar mi opinión y sobretodo informar y denunciar mentiras, reivindicando la dignidad de mi profesión, que es una de las cosas más bellas del mundo: enseñar. Los que me recordéis ya sabéis que soy uno de tantos profesores y maestros que acudimos a este oficio por vocación, no por vacaciones. Os pediría que si algo de lo que os cuento os ha preocupado un mínimo reenviéis esto a vuestros contactos, para ello os doy permiso para retocar y resumir mientras quede algo del sentido general de esta carta.
 
Gracias otra vez. Atentamente,
 
José María Talavera Estrada,
 
Ex-profesor de Filosofía, ex-jefe de Departamento, ex-Tutor, ex-responsable de las materias de Filosofía de Bachillerato a Distancia, ex-profesor de Geografía e Historia, ex-profesor de guardia de Biblioteca, ex-profesor de Aula de Guardia, ex-juez instructor de Expediente Disciplinario, ex-profesor responsable de Viaje fin de curso a Italia,….. entre otras cosas que he hecho en estos años, algunos de los mejores y peores de mi vida.

viernes, 6 de junio de 2008

Señoras y Señores: El Circo.




Como para muestra basta un botón, he aquí la imagen de la verdadera naturaleza de nuestros responsables de la Educación Madrileña. Por favor, amplíen la foto, no tiene desperdicio.



Algunos detalles (pero hay más)


  1. Obsérvese la originalidad del diseño que no tiene nada que ver con las transiciones de ese programa de televisión llamado O.T (¿Operación Tarugo?). Ya se sabe la imaginación al poder.

  2. En la parte inferior izquierda, sobre el logo de la Comunidad, se puede leer "imprescindible media etiqueta", o sea, esmoquin, lazo de pajarita, camisa blanca y ¿bañador y sandalias?. Perdonen la ignorancia, pero como soy de Ciencias, debe ser que no estoy lo suficientemente "en línea".

  3. Compitamos por la excelencia y seamos el único ganador. Eso si, baratito, baratito.

  4. Futuros científicos, ya sabéis no se trata de explicar el cosmos sino de batir rivales (¿a costa de lo que fuera preciso?) y ser el mejor.

  5. ¿La suma de todos?. Les animo a que se sumen (los que puedan) seguro que se lo pasan "de miedo".

  6. Recuerden: "Que la divina providencia nos conserve el sentido del humor que buena falta nos hace".

miércoles, 4 de junio de 2008

Red de Formación del Profesorado

Lucía Figar, Pablo Casado y Ana Pastor


Me hubiera gustado seguir hablando sobre el quinto postulado de Euclides, de los intentos vanos por demostrarlo y las consecuencias de su negación, pero la actualidad se impone.

Hoy, cuatro de junio de 2008, la noticia del día en el portal educativo de la Consejería de Educación de la Comunidad Autónoma de Madrid
- http://www.educa.madrid.org/portal/web/educamadrid

es la que sigue:

" La Comunidad organizará más de 10.000 actividades de formación para 70.000 profesores de la enseñanza pública y concertada de la Región .
La finalidad última es que los docentes actualicen sus conocimientos pedagógicos y adquieran nuevas destrezas, principalmente en el uso de las tecnologías de la información y la comunicación en el aula, así como en lenguas extranjeras. Los profesores que realicen actividades de especial dedicación serán reconocidos por ello "


Al parecer, nuestra hasta ahora invisible Consejera de Educación, Lucía Figar, presentó precisamente ayer, a tres semanas del final de las clases y cuando en los centros educativos se trabaja con la intensidad y dedicación que requiere el final de curso, una "iniciativa" para la formación del profesorado.

La nota de prensa anterior explica cómo la actual Consejería de Educación pretende implicar en la vida de los centros a un profesorado competitivo

Si se lee detenidamente la información ampliada, a la que se puede enlazar desde el vínculo anterior, se observa que la mencionada iniciativa, presentada en el tono triunfalista que caracteriza a los dirigentes políticos de esta Comunidad, no es otra cosa que el desmantelamiento de lo que en medios educativos se conoce como Red de Formación del Profesorado. Esta red, ahora formada por 28 Centros de Apoyo al Profesorado, el CRIF "Las Acacias", el CRAFI "El Valle", dependientes de la Dirección General de Mejora de la Calidad de la Enseñanza y el Centro de Formación del Profesorado de FP Clara del Rey, quedaría reducida a cinco Centros Territoriales de Formación e Innovación, el CRIF "Las Acacias" y tres Centros de Formación Ambiental. Se cierran, por lo tanto, 23 Centros de Apoyo al Profesorado, el CRAFI "El Valle" y el Centro de Formación del Profesorado de Formación Profesional con todos sus recursos y personal.

Al parecer, el nuevo modelo propone que la formación del profesorado se imparta a través de fundaciones, organizaciones sin ánimo de lucro, universidades, sindicatos y otros organismos acreditados, que recibirán una cantidad estipulada por hora de formación, siendo estos los que después establezcan las condiciones laborales y remuneraciones de sus formadores. Además estas entidades tendrán la capacidad de certificar el aprovechamiento de la actividad. De nuevo, el erario público financiará a entidades de gestión privada elegidas sin duda por personal competitivo.

También, según la nota de prensa citada, se reconocerá como formación permanete del profesorado las actividades de especial dedicación y a propuesta de la Administración educativa, que realicen los docentes con los alumnos fuera del horario lectivo, en las que seguramente alcanzarán la excelencia tanto por los conocimientos que adquieran como por sus habilidades didácticas. Eso sí, puntuarán para la obtención del complemento retributivo correspondiente.

La actual Red de Centros de Apoyo al Profesorado, hasta ahora, tiene autonomía suficiente para contratar a los especialistas que imparten la formación, de acuerdo a unos módulos de pago estrictamente recogidos en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid.

Los Centros de Apoyo al Profesorado intentan facilitar el aprendizaje y mejorar las destrezas educativas de los docentes, para ello organizan y gestionan distintas modalidades de formación, tales como grupos de trabajo, seminarios, cursos, jornadas, proyectos de formación en centros, proyectos de innovación y otros programas que convocan anualmente distintas instituciones educativas, tanto a nivel estatal como comunitario. Su personal está compuesto, junto con el de Administración y Servicios (aunque no en todos los CAP exiten), por Asesores de Formación; funcionarios docentes que únicamente dependen de las competencias que les asigna la legislación vigente y que han accedido al puesto mediante un concurso público de méritos relativo a un área educativa específica (Educación Infantil o Educación Primaria o Educación Secundaria ámbito Científico Tecnológico o ámbito Socio Lingüístico o Tecnologías de la Información y Comunicación, Medios Audio Visuales,etc.) con el objetivo de proporcionar, de forma cercana, amigable y eficaz, al mayor número de docentes posible, esa característica básica de la profesión que es la formación permanente.

Otro servicio público cuyo corazón quedará cerrado por demolición.